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Programas de Bienestar

Bienestar desde cero: 5 claves para empezar hoy mismo a cuidarte y sentirte mejor

Tod@s queremos vivir mejor. Pero… ¿por dónde se empieza cuando una está cansada, perdida o llena de dudas? Acá te comparto mi historia y algunas claves que pueden ayudarte a dar el primer paso. Porque saber cómo empezar a cuidarme fue, para mí, el inicio de una transformación profunda.

Antes de iniciar el gran camino del bienestar, me sentía abrumada, cansada, desanimada. Vivía con mucho estrés y ansiedad… y lo peor es que ni siquiera entendía bien por qué.

Pensaba que sentirse así era lo normal. Que el “vivir apurada, sobreviviendo como podía” era parte del combo de ser adulta. Jamás me hubiera imaginado que se podía vivir mejor.

Pero un día empecé a hacer pequeños (y no tan pequeños) cambios. Nada de fórmulas mágicas ni transformaciones de la noche a la mañana. Solo gestos simples, decisiones conscientes y nuevas rutinas.

Este camino me enseñó que empezar a cuidarme implica tomar decisiones conscientes y adoptar hábitos simples que, con el tiempo, te ayudan a mejorar tu bienestar general.

Y ahí pasó algo hermoso: empecé a disfrutar del presente, a conectar con cada día de otra manera. Aprendí que sí, en la vida pasan cosas (¡y siempre van a pasar, porque estamos viv@s!). Pero que lo más importante no es lo que pasa afuera, sino cómo elijo mirar lo que me pasa con cada situación o adversidad.

Descubrí que el mundo no estaba en contra mía… y que yo podía salir de ese lugar de víctima (en el que vivía sin saberlo) y empezar a crear mi propia realidad.

Lo primero que llegó a mi vida fue la mágica práctica del yoga, fue esa puerta que se abrió sin imaginar todo lo que iba a suceder después.

Luego vinieron los hábitos saludables, la alimentación consciente, la gestión de las emociones, el manejo del tiempo… y muchas otras magias más. Pero si hay dos herramientas que realmente transformaron mi vida, fueron: la confianza en mí misma y el aprender a soltar el control (sigo trabajando en ambas dos).

Todo esto no pasó de un día para el otro. Fue un proceso que ya lleva más de cinco años… y sé muy bien que va a durar toda la vida. El bienestar no es una meta, es un camino. Es un trabajo de todos los días. Es esa decisión amorosa de seguir cultivando nuestra magia interna, una y otra vez.

La buena noticia es que ya estás acá. Y eso no es poco. El simple hecho de que estés leyendo esto significa que algo en vos ya quiere sentirse mejor. Y eso, querida amiga, querido amigo, es el primer paso más importante.

Gracias por estar acá. Me emociona que estés dando este paso. Estas son las cinco claves que me ayudaron a transformar mi bienestar y que hoy quiero compartir con vos.

1- Escuchá a tu cuerpo antes de que grite

Dolor de espalda, de cuello, de panza, cansancio extremo, energía baja, dolor de cabeza, desgano, tensión baja, tensión alta, gripe, gastroenteritis… son solo algunos de los llamados de atención que tu cuerpo puede hacer.

Al principio son señales sutiles, molestias que “vienen y van”. Pero si no las escuchamos, si las tapamos con café, ibuprofeno o exigencia… los años pasan, y los llamados cambian de forma.

Después vienen los otros síntomas: ansiedad constante, insomnio, irritabilidad, ataques de pánico, burnout, apatía, tristeza sin motivo claro.

Tu cuerpo no se queja por capricho. Tu cuerpo habla. Y cuanto más lo ignores, más fuerte va a gritar.

Empezar a construir bienestar desde cero empieza acá, en lo más básico: dormir bien, hidratarte, moverte con amor, comer con conciencia, darte pausas, revisar tu respiración.

No esperes a “sentirte muy mal” para empezar a cuidarte. ¿Qué señales te está dando tu cuerpo últimamente? Escuchalo. Es tu mejor guía.

No te está fallando. Te está hablando con amor, para que vuelvas a vos.

Mujer meditando en calma con fondo de casas blancas, mar y piedras conectando con su bienestar interior

 2- Dale espacio a tus emociones sin juicio

Tristeza, ira, frustración, resentimiento, miedo, inseguridad, culpa… Y junto a ellas, pensamientos oscuros, preguntas incómodas, sensaciones que a veces ni sabemos cómo nombrar. Nuestra mente salta de un lugar a otro como un péndulo incansable… y muchas veces, solo queremos que se calle.

Pero, ¿y si te dijera que todo eso está bien? Que sentir esas emociones no te hace débil, ni rar@, ni equivocad@. Que simplemente… es humano.

La gestión emocional es algo que casi nadie nos enseñó. Crecimos aprendiendo a resolver ecuaciones, a analizar textos, a memorizar fechas… pero nadie nos mostró cómo sostener una tristeza, cómo escuchar un enojo o cómo abrazar el miedo sin que nos paralice.

Si querés profundizar en este tema, te recomiendo leer esta nota con 7 tips para regular tus emociones y lograr salud mental.

Siempre pienso que entre Matemáticas, Historia y Lengua, deberíamos tener asignaturas como manejo de emociones, yoga o meditación. Porque no solo vinimos a aprender sobre la vida… también vinimos a aprender a vivirla.

Y ahí empieza el verdadero trabajo: reconocer lo que sentimos, sin juzgarlo, y preguntarnos con amor: ¿Qué necesito en este momento?.

Algunas formas para empezar a gestionar tus emociones con más consciencia:

  • Brindate permiso para sentir, sin culpa ni juicio.
  • Nombrá la emoción: “Siento tristeza”, “Siento miedo”, “Siento enojo”.
  • Escribí lo que te pasa para liberar tu mente.
  • Hablalo con alguien de confianza.
  • Dedicá un momento del día para conectar con lo que sentís (puede ser meditando o simplemente respirando profundo unos minutos).

Mejorar tu bienestar no significa dejar de sentir emociones difíciles. Significa dejar de pelearte con ellas. Date el espacio. No estás sola. No estás solo.

¿Qué emoción estás evitando sentir últimamente?

3- Andá de a poco, pero no te frenes

Meditar todos los días, practicar yoga cinco veces por semana, comer saludable, dormir ocho horas, leer veinte minutos al día, dejar de autosabotearme, confiar en mí mism@, soltar el control… etc, etc, etc. No se puede todo junto y para ayer. Ese es justamente uno de los errores más comunes de quienes empiezan el camino del bienestar: querer hacer todo al mismo tiempo.

Si te sentís identificad@ con eso y querés aprender a organizar mejor tu tiempo para evitar esa sensación de agobio, podés leer esta guía práctica para reducir el estrés y administrar tu tiempo.

Yo siempre digo en mis seminarios que, si arranco a modo “todo junto”, es como empezar una dieta muy estricta: al principio parece que funciona, pero al poco tiempo lo abandono. El verdadero secreto para incorporar hábitos saludables de forma sostenida no es hacer mucho de golpe, sino avanzar paso a paso. Ir de a poco, sin pausa pero sin prisa.

¿Cómo podés empezar sin abrumarte?

  • Elegí un solo hábito para comenzar (por ejemplo, tomar más agua o salir a caminar diez minutos).
  • No busques la perfección, buscá constancia.
  • Celebrá cada pequeño avance: todo suma.
  • Si un día no lo hacés, no te castigues. Volvé al día siguiente con amor.
  • Anotá tus logros semanales y celebrarlos.

Avanzar lento no es lo mismo que estar estancado. Ir despacio también es avanzar. Cada paso, por pequeño que parezca, te acerca un poquito más a esa versión de vos que está lista para mejorar su bienestar.

¿Qué pequeño paso podés dar hoy para acercarte a tu bienestar?

4- Creá una rutina que te abrace, no que te asfixie

Como buena capricorniana, siempre amé el orden, la estructura y, sobre todo, las rutinas. Aunque hace ocho años soy nómade y cada día puede traer cualquier cosa, la rutina sigue siendo una de las cosas que más me gusta tener. Claro que con flexibilidad, adaptándome a mi contexto.

Muchas personas sienten que tener una rutina es sinónimo de aburrimiento, rigidez o falta de libertad. Pero con el tiempo aprendí que el problema no está en la rutina en sí, sino en el tipo de rutina que elegimos. No se trata de llenarnos de tareas, sino de crear una rutina que nos sostenga, que nos abrace.

Una rutina amable nos da estructura sin asfixiarnos. Nos cuida sin quitarnos libertad. Nos ordena, pero también nos deja respirar.

¿Cómo crear una rutina que te abrace?

  • Empezá identificando qué momentos del día necesitás más soporte o estructura.
  • Establecé horarios flexibles que funcionen como guías, no como cadenas.
  • Incluí pausas reales para descansar y reconectar con vos.
  • Sumá actividades que disfrutes, aunque sean breves.
  • Aceptá que habrá días en que la rutina cambie o no se cumpla, y eso está bien.

Una rutina amorosa no limita, acompaña.
Es esa estructura suave que nos sostiene y nos impulsa a crecer, sin agobiarnos.
Porque vivir bien no es hacer más, sino hacer lo que nos hace bien.

¿Qué podés sumar hoy a tu rutina para que te abrace y te acompañe?

5- Creá un espacio sagrado solo para vos

En medio del ruido y las exigencias del día a día, es fundamental contar con un lugar que sea solo tuyo, donde puedas conectar con vos mism@, encontrar calma y recargar energías. Un espacio sagrado no necesita ser grande ni lujoso; puede ser un rincón en tu casa, una habitación, o incluso un pequeño altar con objetos que te inspiren bienestar.

Idea para poner en práctica

Objetos de bienestar como velas, cuencos y piedras para rituales de autocuidado y armonía

Elegí un objeto que para vos simbolice calma o bienestar (puede ser una piedra, una flor, una foto, o un recuerdo) y colocalo en un lugar visible de tu casa o habitación. Cada vez que lo veas, tomá un momento para respirar profundo, cerrar los ojos y reconectar con esa sensación de paz y amor propio. Ese pequeño ritual puede ayudarte a anclar tu espacio sagrado aunque no tengas un lugar físico especial todavía.

El momento es ahora: elegí tu clave y empezá

No hace falta saber todo ni tener el mapa perfecto para empezar a construir tu bienestar. Lo importante es dar el primer paso, aunque sea pequeño.

Cómo empezar a cuidarme fue, en mi caso, el inicio de un cambio que no se detuvo más.

Te invito con mucho cariño a que elijas hoy una de estas claves y la pongas en práctica. Observá qué pasa cuando le das espacio en tu vida.

Recordá que cada paso que das es un acto de amor hacia vos mism@. Y que hoy es un buen día para mejorar tu bienestar.

¿Conocés a alguien que necesite un empujón para empezar a sentirse mejor? Compartile esta nota. A veces, un pequeño gesto puede transformar una vida.


Que cada día te acerque un poco más a tu bienestar.
Gracias por estar presente en este camino.
Bren Rosencovich – Sattva Experiencias

Guía práctica de estilos de yoga para principiantes: encontrá el tuyo sin perder la calma (ni el equilibrio)

A través del yoga, volvemos a nuestro verdadero hogar: el cuerpo, la respiración, el presente.»
— Donna Farhi

Escuchás palabras como hatha, mantras, savasana, vinyasa, om… ¿Qué cosa? Te entiendo. Iniciar una práctica como el yoga puede sentirse como aterrizar en otro planeta lleno de términos raros y posturas imposibles. Pero no te preocupes: si querés entender qué es esta disciplina ancestral y por qué puede convertirse en tu mejor aliada, te comparto a continuación un artículo para que empieces con el pie derecho. Hacé clic aquí para leerlo.

Ahora bien, si lo que te frena es no saber por dónde empezar —porque hay tantos tipos de yoga que parecen un idioma aparte—, también podés empezar por acá.

Te preparé esta guía con los estilos más conocidos y sus principales características, para que elijas el que mejor se alinea con tu energía, tu ritmo y tu momento. Y así, dar el primer paso con claridad (y ganas).

El universo de los tipos de yoga es amplio, diverso y cada vez más popular. Hay tantas formas de practicar como personas que enseñan, y eso es justamente lo lindo: encontrar una práctica que te haga bien de verdad.

Siempre digo que dar con tu profe y tu estilo de yoga es como encontrar el/la terapeuta ideal: requiere probar, confiar y dejarte sorprender.

Desde estilos súper dinámicos como Vinyasa, Ashtanga o Power Yoga, que te dejan con el corazón en la mano (literal, si hacés mal una torsión), hasta otros más suaves y sostenidos como Hatha, Yin o Restaurativo, que te elevan sin despegar los pies del suelo.

¿Estás list@ para descubrir cuál es tu estilo de Yoga?

Seguí leyendo, que esto recién empieza.

¿Por qué elegir el tipo de yoga adecuado para vos?

No es lo mismo practicar para relajarte que para transpirar la camiseta. Elegir entre los distintos estilos de yoga es clave para que disfrutes tu experiencia y no abandones en la segunda clase. Si te anotás en algo muy intenso sin estar preparad@, puede que no sea lo ideal para vos. En cambio, si encontrás una práctica que respeta tus tiempos, tu cuerpo y tu energía, todo fluye.

Y lo mejor: cuando hacés un tipo de yoga que te hace sentir bien, tu cuerpo lo nota, tu mente lo agradece y tu corazón vibra más fuerte.

¿Qué opciones hay? mini menú para elegir

Si estás buscando estilos de yoga para principiantes, este resumen te puede ayudar a entender qué estilos existen y cómo se sienten en el cuerpo: 

  • Hatha Yoga: Ideal para dar los primeros pasos. Ritmo tranquilo, posturas básicas y foco en la conexión mente-cuerpo. Es la opción más elegida dentro del yoga para principiantes.
  • Vinyasa Yoga: Fluido y dinámico. Si te gusta moverte al ritmo de tu respiración, este estilo te va a encantar.
  • Yin Yoga:Posturas largas y suaves que trabajan tejidos profundos. Ideal para relajar el cuerpo y soltar tensiones.
  • Ashtanga Yoga: Intenso, con series fijas y ritmo acelerado. Perfecto si te gustan los desafíos.
  • Power Yoga:Energía pura. Más exigente físicamente, combina fuerza, concentración y dinamismo.
  • Yoga Restaurativo: Para recargar, sanar y soltar el estrés. Se trabaja con apoyos, en posturas sostenidas por más tiempo.
  • Kundalini Yoga: Un estilo con foco en la espiritualidad, que combina movimiento, respiración y mantras.

Mujer haciendo yoga en lugar ancestral, culta inca.

Relajarte, moverte o explorar tu mundo interno. ¿Qué buscás hoy?

¿Querés incorporar la practica para relajarte después de un día de caos? ¿Para ponerte fuerte? ¿O para conocerte un poquito más? No todos los estilos tienen un mismo objetivo, por eso acá te dejo un mapa para que elijas según lo que necesites:

  • Relajación y alivio del estrés: Yin, Restaurativo y Kundalini son campeones para bajar la ansiedad y encontrar paz interior.
  • Ejercicio físico, fuerza, movimiento y despertar interior: Power, Ashtanga y Vinyasa te van a poner a prueba y tonificar todo el cuerpo, mientras despiertan tu energía y conectan tu ser con el espíritu.
  • Conciencia corporal y meditación: Hatha y Yin te ayudan a escuchar tu cuerpo y calmar la mente sin apuro.
  • Exploración espiritual y energética: Kundalini es tu camino para despertar energías internas y conectar con lo más profundo.

Primer encuentro con esta gran disciplina milenaria: cómo entrar al mat sin salir corriendo

Ya sabés por dónde querés arrancar. Ahora viene lo más importante: probar. Pero antes, unos tips para que tu primera clase sea una linda experiencia:

  • Ropa cómoda: nada muy suelto, nada que te apriete. Vas a moverte y estirarte, así que buscá el equilibrio justo.
  • Esterilla/mat propio si tenés (si no, la mayoría de los estudios prestan).
  • Botellita de agua para hidratarte después de la práctica.
  • Actitud de principiante: no tenés que saber nada, no tenés que hacer la postura perfecta, solo estar presente.
  • Un poco de humor: vas a caerte, enredarte o mirar a quien está al lado sin entender nada. ¡Y está bien!

Recordá: nadie nace sabiendo. El yoga no se trata de llegar con el pie detrás de la cabeza, sino de llegar a vos mism@.

Cuando el mat vibra (o no): señales de que encontraste a tu profe

La primera clase puede ser una mezcla de emociones: entusiasmo, incomodidad, sorpresa, rigidez… ¡todo normal! No te frustres si sentís que no entendés nada o si tu cuerpo no responde como esperabas. Estás empezando un camino nuevo, y eso ya es un montón.

Algunas señales de que estás en el lugar correcto:

  • Te sentís contenid@ y sin presión.
  • El/la profe explica con claridad y acompaña tu ritmo.
  • Terminás la clase con una sonrisa (aunque sea interna).

Y si no te sentís cómod@, no pasa nada: cambiar de profe o de estilo no es fracasar, es afinar la búsqueda. Como en toda relación, se necesita conexión. El yoga es un viaje personal y tu guía tiene que inspirarte confianza.

PREGUNTAS FRECUENTES

¿Cuál es el mejor tipo de yoga para principiantes?

El mejor estilo de yoga es aquel que se adapta a tu cuerpo, ritmo y objetivos. Generalmente, el Hatha Yoga es una excelente opción para empezar porque sus posturas son básicas y se practica a un ritmo tranquilo. También el Yin Yoga y el Restaurativo son recomendados si buscás relajación y conexión profunda sin exigencia física intensa. Lo importante es probar y sentir con cuál te sentís cómod@ para que la práctica sea un placer y no una obligación. 
¿Cómo elegir el estilo de yoga ideal para mí?

Para elegir el mejor tipo de yoga para vos, tenés que pensar qué buscás: ¿relajación, fuerza, energía, o conexión espiritual? Por ejemplo, si querés relajarte y bajar el estrés, estilos como Yin o Restaurativo son ideales. Si preferís un ejercicio más dinámico que también fortalezca tu cuerpo, el Vinyasa o Power Yoga pueden ser para vos. También es clave probar distintas clases y profes hasta encontrar esa combinación que te haga sentir motivad@ y segur@.

¿Qué necesito para empezar?

Un mat, ropa cómoda, un espacio tranquilo, y sobre todo: ganas. No hace falta tener experiencia previa ni una flexibilidad de circo. El yoga para principiantes es un camino de paciencia y descubrimiento.

¿Puedo practicar con alguna lesión o problema de salud?

Sí, pero con acompañamiento. Consultá a un profesional de salud, y buscá clases adaptadas. El yoga terapéutico puede ayudarte a moverte con seguridad.

¿Qué diferencia hay entre yoga online y presencial?

La principal diferencia está en la experiencia del acompañamiento. En una clase presencial, tenés la guía directa del instructor o instructora, que puede corregir posturas, adaptar ejercicios y brindarte una contención más personalizada. Además, el ambiente del grupo suma motivación y energía.
Por otro lado, el yoga online te da libertad de horarios, comodidad y la posibilidad de practicar desde cualquier lugar. Hoy existen propuestas muy bien diseñadas, con clases grabadas o en vivo, que también ofrecen seguimiento cercano. Lo ideal es elegir lo que mejor se adapte a tu estilo de vida y necesidades del momento. Ambas formas son válidas y efectivas si se hacen con compromiso y presencia.

Si todavía tenés dudas sobre cómo empezar, esta guía médica de MedlinePlusofrece consejos prácticos y seguros para principiantes.

¿Te gustaría seguir descubriendo el mundo del yoga? Esta propuesta te va a encantar.

¿De qué se trata? Es un espacio de formación pensado tanto para quienes recién empiezan en el yoga como para practicantes avanzad@s que quieren profundizar su camino.

¿Qué vas a encontrar?

  • 14 módulos con contenido súper valioso para acompañarte en cada etapa.
  • 42 entrevistas que cubren desde qué es el yoga, sus estilos, historia y filosofía, hasta temas como alimentación consciente, yoga en India y cómo montar una escuela online.
  • Prácticas de yoga, meditación, mantras y terapia de sonido para experimentar y sanar.
  • Un retiro online de yoga para disfrutar a tu ritmo, con un día completo de actividades que abrirán tu alma.
  • Ebooks y material de lectura que te acompañarán en tu camino hacia el bienestar.
Materiales que te llevas al acceder al congreso de yoga. Meditaciones, clases de yoga, entrevistas y mucho más.

¿List@ para seguir explorando el mundo del yoga?

Esta propuesta es para vos. No importa si estás empezando o si ya venís practicando, el Congreso de Yoga Online tiene algo para cada paso de tu camino.

Para recibir toda la info completa y sumarte, escribime al formulario de contacto y te cuento todos los detalles para que reserves tu lugar.

Escribime haciendo clic aquí, estoy del otro lado para acompañarte.


Que cada día te acerque un poco más a tu bienestar.

Gracias por estar,

Bren Rosencovich – Sattva Experiencias

¿Vivís corriendo y sentís que no llegás a nada? Organizá tu tiempo y reducí el estrés con esta guía práctica.

«El tiempo perdido nunca se vuelve a encontrar; y lo que llamamos tiempo suficiente, siempre resulta ser demasiado poco cuando lo dejamos pasar sin aprovecharlo.» – Benjamin Franklin

Que el trabajo, que la familia, que la pareja, que los pendientes personales. Que si la serie, que si el libro, que si la naturaleza. Que el trabajo, otra vez. ¿Y dónde estás vos? ¿Y tu tiempo libre? ¿A qué viniste al mundo? ¿A solo esforzarte por cumplir con todo lo que los demás esperan? Qué ganas de irte a vivir a la playa. Qué ganas de perderte en medio de la montaña. Qué ganas de ser millonario/a y no trabajar nunca más. Qué ganas de trabajar en algo que realmente te apasione.

Volvamos al eje: tenés mil cosas que hacer y no lo lográs.

¿Alguna vez te sentiste atrapado/a en un círculo vicioso de vivir corriendo? Quizás sentís que no te alcanza el tiempo para nada, que nunca llegás a ningún lado, que el día termina y en lugar de sentir satisfacción, te invade un estrés tremendo porque no cumpliste ni la mitad de lo que te habías propuesto. Y no sabés cómo vas a hacer con todo lo que quedó pendiente… más todo lo que falta por hacer mañana, pasado, la semana que viene.

¿Quién sos? ¿Qué querés en esta vida?

Volvamos al eje: tenés mil cosas que hacer y no lo lográs.

Pero… ¿y si te dijera que no se trata de hacer más, sino de hacer diferente? Que tal vez el secreto no está en ser más productivo/a, sino en aprender a organizarte desde un lugar más consciente, alineado con tus prioridades, y así dejar de correr detrás del reloj.

En este artículo, quiero proponerte una guía práctica y simple para empezar a salir de ese piloto automático, ordenar tu tiempo y, sobre todo, recuperar tu bienestar. Porque vivir corriendo no tiene por qué ser la única opción.

¿Por qué sentimos que nunca llegamos a nada?

Vivimos corriendo detrás del tiempo, tachando pendientes, respondiendo mensajes, cumpliendo compromisos… y aun así, esa sensación persiste: la de no llegar, la de que siempre falta algo. Nos acostamos agotados/as y nos levantamos sintiendo que el día ya empieza con deuda.

Pero, ¿por qué sentimos que nunca es suficiente?

En gran parte, tiene que ver con una mala gestión del tiempo. No porque no hagamos cosas, sino porque solemos llenar nuestra agenda sin priorizar, sin dejar espacio para pausas, y sin preguntarnos qué es realmente importante para nosotros/as.

Cuando no organizamos nuestro tiempo de forma consciente, entramos en un modo automático donde acumulamos tareas y responsabilidades. Y ahí es donde aparece el estrés crónico: esa tensión constante que se acumula día tras día, generando cansancio mental, irritabilidad, falta de motivación… y, con el tiempo, incluso problemas físicos.

Entonces, ¿cómo darte cuenta si estás atrapado/a en este círculo vicioso?

Mujer trabajando en su escritorio mientras mira el reloj, simbolizando la gestión del tiempo eficaz

Algunas señales son claras:

• Terminás el día con la sensación de no haber hecho “lo suficiente”.

• Tu mente no para, incluso cuando el cuerpo sí.

• Sentís culpa cuando descansás o no sos productivo/a.

• Te cuesta desconectar, relajarte o disfrutar momentos simples.

• Vivís con ansiedad por lo que falta, lo que viene, lo que todavía no resolviste.

Si te identificaste con alguna (o varias), es momento de frenar. No para abandonar todo, sino para revisar cómo estás gestionando tu tiempo y, sobre todo, cómo te estás gestionando a vos mismo/a.

Primero, lo primero: Detectar tus ladrones de tiempo

Para mejorar la gestión del tiempo, es fundamental identificar aquellas actividades que nos consumen sin aportarnos valor. Estos son conocidos como «ladrones de tiempo». (¿Un ejemplo rápido? Esos pequeños “5 minutos” en Instagram que terminan con vos viendo videos de cómo hacer pan en Mongolia… ¡Y sin pan en casa!).

¿Qué son?

Los ladrones de tiempo son actividades, situaciones o personas que nos distraen y nos impiden ser productivos/as. Algunos ejemplos comunes incluyen:

Redes sociales: Pasar tiempo excesivo navegando por plataformas como Instagram, Facebook o X sin un propósito definido.

Multitarea: Intentar realizar varias tareas a la vez puede parecer eficiente, pero suele disminuir la calidad y aumentar el tiempo dedicado a cada una.

Falta de planificación: No tener una agenda o lista de tareas claras puede llevarnos a perder tiempo en actividades no prioritarias.

Cómo priorizar sin sentir culpa

Una vez identificados los ladrones de tiempo, el siguiente paso es aprender a priorizar tus tareas de manera efectiva.

Mujer estresada sentada en su escritorio, sujetándose la cara con ambas manos, representando el agotamiento y la sobrecarga de trabajo

La diferencia entre urgente e importante (Matriz Eisenhower explicada simple)

La Matriz de Eisenhower es una herramienta que te ayuda a distinguir entre lo urgente y lo importante (básicamente, es la manera elegante de preguntarte: “¿Esto es una emergencia real… o solo un drama que armó tu cabeza?”).

Urgente e importante: Tareas que requieren atención inmediata y aportan valor significativo. Deben realizarse de inmediato.

Importante pero no urgente: Actividades que aportan valor pero no requieren atención inmediata. Deben planificarse para realizarlas en el momento adecuado.

Urgente pero no importante: Tareas que requieren atención inmediata pero no aportan mucho valor. Pueden delegarse si es posible.

Ni urgente ni importante: Actividades que no aportan valor y no requieren atención inmediata. Es recomendable eliminarlas o minimizarlas.

Aprender a decir que no

Es esencial reconocer nuestras limitaciones y no sobrecargarnos de tareas. Decir “no” a compromisos que no podemos asumir nos permite enfocarnos en lo verdaderamente importante sin sentir culpa. Decir que no también es un acto de autocuidado diario. (Recordá: decir «no» a lo que no suma, es decirle «sí» a tu paz mental. ¡Tu agenda no es un tupper, no tiene que entrar todo!).  

Dejar de lado la autoexigencia de ser productivo/a las 24 horas

La productividad consciente no se mide por la cantidad de horas trabajadas, sino por la calidad y el enfoque durante esas horas. Permitirte descansar y desconectar es clave para mantener el equilibrio vida personal-trabajo. Tu bienestar también necesita espacio en la agenda.

Herramientas básicas para organizar tu día (sin sobrecargarte)

Con las herramientas adecuadas, organizás tu día. Sin ellas, terminás preguntándole a la heladera qué hacer primero. Algunas herramientas clave:

Agenda: Usá una agenda (digital o en papel) para planificar tus actividades diarias, semanales y mensuales. Esto te brinda una visión clara de tus compromisos y tareas pendientes.

Listas de tareas: Crear listas te ayuda a visualizar y organizar las tareas por orden de prioridad. Así evitás sentirte abrumado/a y podés tachar pendientes con satisfacción.

Bloques de tiempo: Asignar períodos específicos para cada tarea evita la procrastinación y mejora la concentración. Reservá también bloques para vos, para descansar o simplemente no hacer nada.

La técnica Pomodoro: cómo trabajar por ciclos con pausas

Esta técnica consiste en trabajar durante 25 minutos seguidos (llamados «pomodoros») y luego tomar una pausa de 5 minutos. Después de cuatro «pomodoros», se toma un descanso más largo de 15-30 minutos. Este método promueve la concentración, evita el agotamiento mental y te ayuda a gestionar el tiempo de manera más eficiente.

¿Qué tareas podés automatizar o delegar?

Identificá actividades rutinarias que puedan ser automatizadas mediante herramientas digitales o delegadas a otras personas. Esto libera tiempo y energía para que puedas enfocarte en tareas más relevantes (y evitar el famoso “no me alcanza el día”).

Rutinas saludables que acompañan

Incorporar hábitos saludables en tu rutina diaria no solo mejora tu bienestar físico y emocional, sino que también impacta positivamente en tu organización y rendimiento.

(Y no, chequear mails en la cama no cuenta como saludable).

Cómo empezar y terminar el día sin ansiedad (rutinas de mañana/noche)

Mañana:
Iniciá el día con actividades que te energicen y te conecten con vos mismo/a: ejercicio físico, meditación, respiración consciente y/o un desayuno nutritivo.

Noche:
Antes de dormir, establecé una rutina relajante: leer, tomar una infusión, hacer una breve práctica de gratitud o técnicas de relajación. Dormir bien es tan importante como trabajar.

Escritorio ordenado con un calendario, unos lentes y un lápiz, transmitiendo sensación de organización, planificación y productividad

La importancia de pausas activas y descansos reales

Tomar descansos regulares durante la jornada laboral, como estirarte, caminar o simplemente respirar profundo, ayuda a mantener la productividad consciente y reduce la tensión acumulada.

Incorporar momentos para vos mismo/a

Dedicá tiempo a actividades que disfrutes y te relajen, como tus hobbies, leer, conectar con la naturaleza o simplemente descansar. Estos momentos no son un lujo, son esenciales para sostener el equilibrio.

Libro abierto junto a una flor y unos lentes, simbolizando un momento de lectura, autocuidado y tiempo dedicado a una misma.

Volver al eje: no es hacer más, es hacer mejor

Vivir corriendo se ha convertido en la norma para muchísimas personas. Pero eso no significa que sea la única manera posible. Organizar tu tiempo no se trata de llenarte de tareas ni de buscar fórmulas mágicas para rendir más. Se trata de hacer espacio para lo que verdaderamente importa: tu bienestar, tus prioridades, tu disfrute.

Cuando aprendemos a detectar en qué estamos invirtiendo nuestra energía, cuando nos animamos a soltar lo que no nos suma y dejamos de lado la autoexigencia constante, algo empieza a cambiar. Volvemos a recuperar las riendas de nuestro día a día.

Y no, no se trata de alcanzar una perfección inalcanzable, sino de construir una rutina más amable con vos mismo/a.

Ahora te invito a reflexionar:

• ¿Qué es lo más importante para vos hoy?

• ¿Qué podrías dejar de lado para hacerle más espacio?

• ¿Qué pequeño cambio podrías implementar mañana para salir del piloto automático?

¿Listo/a para empezar a organizarte sin estrés?

Empezá hoy con pequeños cambios: definí tus prioridades, hacé espacio para lo importante y permitite desconectar. Vas a notar cómo tu día se vuelve más claro y liviano.

Y si sentís que querés profundizar en estas herramientas para aplicarlas en tu vida personal o laboral, escribime. Estoy para acompañarte en el proceso.


Que cada día te acerque un poco más a tu bienestar.
Gracias por estar,
Bren Rosencovich – Sattva Experiencias

¿Qué es el yoga y por qué podría ser justo lo que necesitás (aunque creas que no es para vos)?

«El yoga es el viaje del ser, a través del ser, hacia el ser. Es un retorno constante a casa, a ese espacio donde habitamos en equilibrio, en conexión con todo lo que somos y todo lo que nos rodea.»— Bhagavad Gita – texto clásico del yoga

Cerca de mis 20 años, el fisioterapeuta me dio dos opciones para aliviar los dolores de espalda que venía sufriendo: yoga o natación. Natación en invierno no era una opción para mí, así que fui directo a probar yoga.

¡Me quise morir! Para esa joven de veintipico que iba a fisioterapia y osteopatía para aliviar sus dolores de espalda, la clase de yoga fue demasiado aburrida.

El tiempo pasó, y unos siete u ocho años después, mi hermana me invitó a ir a yoga.
—¡No, gracias! —fue mi respuesta automática.
—¡Dale, vas a ver que está re bueno!

Fui con ella, y fue un nuevo descubrir. Las clases eran súper dinámicas y desafiantes (lo que siempre he buscado en mi vida), y así fue como el Ashtanga yoga abrió una puerta en mí que jamás me imaginé.

Meses después de ese bello inicio, empecé a viajar por América Latina con mi grupo de teatro. No estaba ni cerca de tener una práctica regular en mi vida, pero cada vez que el yoga —o la oportunidad de poner una clase en YouTube— se cruzaba en mi camino, ahí estaba presente.

Luego vino la pandemia y una gran crisis personal invadió mi vida. Todo lo que creía seguro se desmoronaba, y me sentía perdida. ¿Qué me salvó? El yoga. Y a partir de ahí, dije: Esto me va a acompañar en mi vida hasta mis últimos días.

El yoga es mucho más que una práctica física: es un camino de autoconocimiento, bienestar y equilibrio integral. Nacido hace miles de años en la India, combina movimiento consciente, respiración y meditación para conectar cuerpo, mente y espíritu. A través de posturas (asanas), técnicas de respiración (pranayama) y momentos de introspección, el yoga nos invita a habitar el presente, liberar tensiones y cultivar una vida más saludable y plena. No importa tu edad, flexibilidad o experiencia previa: el yoga se adapta a vos y a lo que necesitás en cada etapa de tu vida.

Podría ponerme bien teórica y decir que yoga significa unión entre cuerpo, mente y alma, y explayarme profundamente en todo lo que estas increíbles cuatro letras representan. Pero siento que la mejor forma de invitarte a sumar esta milenaria disciplina a tu vida es a través de una vivencia real, desde lo que el yoga despierta y transforma en el día a día.

Para mí, el yoga es amor, paz, tranquilidad, conciencia. Es un antes y un después en la vida. Es salud, es amor otra vez. Es luz y sombra. Es conocimiento, es fuerza, es valentía. Es amor. Amor por uno/a mismo/a, por el entorno y por el universo entero.

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“El yoga no cambia la forma en la que vemos las cosas, transforma a la persona que ve.”
— B.K.S. Iyengar

Beneficios del Yoga para tu salud física, mental y emocional

La práctica del yoga ofrece una amplia gama de beneficios que impactan tanto en nuestra salud física como mental. Desde lograr posturas que creías imposibles (¡hola, equilibrio!) hasta descubrir que una respiración profunda es más poderosa que salir corriendo a contestar ese mensaje urgente, el yoga tiene un superpoder para cada aspecto de tu vida.

1 – Mejora la flexibilidad y fuerza muscular: Las posturas de yoga ayudan a estirar y fortalecer los músculos, lo que contribuye a una mejor postura y a la reducción de dolores corporales.

2- Reducción del estrés y la ansiedad: A través de técnicas de respiración y meditación, el yoga promueve un estado de calma y relajación, disminuyendo los niveles de cortisol.

3- Mejora de la calidad del sueño: La relajación profunda que se alcanza con la práctica regular puede conducir a un sueño más reparador.

4- Aumento de la concentración y claridad mental: Las técnicas de atención plena entrenan la mente para estar presente, mejorando la capacidad de concentración.

5- Fortalecimiento del sistema inmunológico: Al reducir el estrés y promover un equilibrio general, el yoga puede contribuir a un sistema inmunológico más fuerte.

Estos beneficios los experimenté de primera mano: mi flexibilidad mejoró, mi ansiedad disminuyó y mi energía se transformó de manera sorprendente.

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¿Cómo empezar yoga? una ruta práctica para iniciar tu camino (sin necesidad de saber hacer el puente ni aburrirte en el intento).

Si te sentís inspirado/a para comenzar tu viaje en el yoga, no necesitás ser flexible como un contorsionista ni tener un mat (colchoneta) carísimo. Aquí van algunos consejos bien simples y prácticos para dar tus primeros pasos… y descubrir que el yoga es mucho más que posturas difíciles (¡y mucho más accesible de lo que pensabas!).

Encontrá el estilo de yoga adecuado para vos: Existen diferentes estilos, desde el dinámico Vinyasa hasta el relajante Hatha. Investigá cuál resuena más con tus objetivos y lo que estás necesitando.

Buscá clases para principiantes: Muchas escuelas ofrecen sesiones diseñadas para quienes recién comienzan, enfocándose en posturas básicas y técnicas de respiración.

Prepará el espacio adecuado: Si preferís practicar en casa, asegurate de tener un rincón tranquilo, un mat cómodo y ropa que te permita moverte libremente.

Escuchá a tu cuerpo: No te exijas demasiado al principio; es fundamental respetar tus límites y avanzar de forma progresiva.

Sé constante: La regularidad, incluso en sesiones cortas, te permitirá experimentar todos los beneficios del yoga.

Preguntas Frecuentes sobre Yoga para Principiantes

¿Necesito ser flexible para practicar yoga?
¡Para nada! No hace falta que puedas tocarte los pies ni hacer poses de contorsionista. La flexibilidad es más una consecuencia que un requisito. Si podés estirarte para alcanzar el control remoto, ya estás en condiciones.

¿Cuántas veces a la semana tengo que hacer yoga para que funcione?
Lo ideal sería 2 o 3 veces, pero con una vez ya le estás dando un mimo a tu cuerpo. Lo importante es arrancar (y que no sea como esa vez que te compraste la bici fija y quedó de perchero).

¿Qué estilo de yoga es mejor si soy principiante y no quiero salir corriendo?
Hatha yoga es tu mejor amigo para empezar: pausado, con posturas básicas y sin vueltas raras. Ideal para conocer la práctica sin quedar hecho un pretzel en la primera clase.

¿Qué elementos necesito para empezar a practicar yoga?
Un mat (con uno de 6 mm vas re bien), ropa cómoda y ganas de mover el cuerpo. No hace falta incienso, ni gong gigante… ¡pero si querés sumarlos, viene super bien!

¿Qué pasa si no me sale una postura? ¿Me retiro dignamente?
¡Nooo! El yoga no es una competencia, ni con uno/a mismo/a ni con nadie. Si no te sale, adaptás, respirás y seguís. A nadie le sale todo al principio… ¡ni después de años! Lo importante es disfrutar el proceso (aunque tambalees un poco).

¿Te animás a dar ese primer paso, aunque pienses que “no es para vos”? El yoga puede sorprenderte, como me sorprendió a mí.

Quién sabe, capaz hoy estás donde yo estuve hace años, pensando que no es para vos. Pero quizá sea justo el momento en el que, como me pasó a mí, el yoga te sorprenda y te regale mucho más de lo que imaginás.

Si esta historia resonó con vos y te despertó la curiosidad por descubrir lo que el yoga puede aportar a tu vida, te invito a seguirme en redes donde comparto prácticas, reflexiones y propuestas para acompañarte en tu camino de bienestar. Podés encontrarme como @sattvaexperiencias en Instagram, Facebook y YouTube, y sumarte a esta aventura de vivir con más conciencia.

Espero que este artículo te inspire a explorar el mundo del yoga y descubrir todo lo que tiene para ofrecerte. ¡Nos vemos en la próxima práctica!


Que cada día te acerque un poco más a tu bienestar.

Gracias por estar,

Bren Rosencovich – Sattva Experiencias

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