blank

Programas de Bienestar

¿Vivís corriendo y sentís que no llegás a nada? Organizá tu tiempo y reducí el estrés con esta guía práctica.

«El tiempo perdido nunca se vuelve a encontrar; y lo que llamamos tiempo suficiente, siempre resulta ser demasiado poco cuando lo dejamos pasar sin aprovecharlo.» – Benjamin Franklin

Que el trabajo, que la familia, que la pareja, que los pendientes personales. Que si la serie, que si el libro, que si la naturaleza. Que el trabajo, otra vez. ¿Y dónde estás vos? ¿Y tu tiempo libre? ¿A qué viniste al mundo? ¿A solo esforzarte por cumplir con todo lo que los demás esperan? Qué ganas de irte a vivir a la playa. Qué ganas de perderte en medio de la montaña. Qué ganas de ser millonario/a y no trabajar nunca más. Qué ganas de trabajar en algo que realmente te apasione.

Volvamos al eje: tenés mil cosas que hacer y no lo lográs.

¿Alguna vez te sentiste atrapado/a en un círculo vicioso de vivir corriendo? Quizás sentís que no te alcanza el tiempo para nada, que nunca llegás a ningún lado, que el día termina y en lugar de sentir satisfacción, te invade un estrés tremendo porque no cumpliste ni la mitad de lo que te habías propuesto. Y no sabés cómo vas a hacer con todo lo que quedó pendiente… más todo lo que falta por hacer mañana, pasado, la semana que viene.

¿Quién sos? ¿Qué querés en esta vida?

Volvamos al eje: tenés mil cosas que hacer y no lo lográs.

Pero… ¿y si te dijera que no se trata de hacer más, sino de hacer diferente? Que tal vez el secreto no está en ser más productivo/a, sino en aprender a organizarte desde un lugar más consciente, alineado con tus prioridades, y así dejar de correr detrás del reloj.

En este artículo, quiero proponerte una guía práctica y simple para empezar a salir de ese piloto automático, ordenar tu tiempo y, sobre todo, recuperar tu bienestar. Porque vivir corriendo no tiene por qué ser la única opción.

¿Por qué sentimos que nunca llegamos a nada?

Vivimos corriendo detrás del tiempo, tachando pendientes, respondiendo mensajes, cumpliendo compromisos… y aun así, esa sensación persiste: la de no llegar, la de que siempre falta algo. Nos acostamos agotados/as y nos levantamos sintiendo que el día ya empieza con deuda.

Pero, ¿por qué sentimos que nunca es suficiente?

En gran parte, tiene que ver con una mala gestión del tiempo. No porque no hagamos cosas, sino porque solemos llenar nuestra agenda sin priorizar, sin dejar espacio para pausas, y sin preguntarnos qué es realmente importante para nosotros/as.

Cuando no organizamos nuestro tiempo de forma consciente, entramos en un modo automático donde acumulamos tareas y responsabilidades. Y ahí es donde aparece el estrés crónico: esa tensión constante que se acumula día tras día, generando cansancio mental, irritabilidad, falta de motivación… y, con el tiempo, incluso problemas físicos.

Entonces, ¿cómo darte cuenta si estás atrapado/a en este círculo vicioso?

Mujer trabajando en su escritorio mientras mira el reloj, simbolizando la gestión del tiempo eficaz

Algunas señales son claras:

• Terminás el día con la sensación de no haber hecho “lo suficiente”.

• Tu mente no para, incluso cuando el cuerpo sí.

• Sentís culpa cuando descansás o no sos productivo/a.

• Te cuesta desconectar, relajarte o disfrutar momentos simples.

• Vivís con ansiedad por lo que falta, lo que viene, lo que todavía no resolviste.

Si te identificaste con alguna (o varias), es momento de frenar. No para abandonar todo, sino para revisar cómo estás gestionando tu tiempo y, sobre todo, cómo te estás gestionando a vos mismo/a.

Primero, lo primero: Detectar tus ladrones de tiempo

Para mejorar la gestión del tiempo, es fundamental identificar aquellas actividades que nos consumen sin aportarnos valor. Estos son conocidos como «ladrones de tiempo». (¿Un ejemplo rápido? Esos pequeños “5 minutos” en Instagram que terminan con vos viendo videos de cómo hacer pan en Mongolia… ¡Y sin pan en casa!).

¿Qué son?

Los ladrones de tiempo son actividades, situaciones o personas que nos distraen y nos impiden ser productivos/as. Algunos ejemplos comunes incluyen:

Redes sociales: Pasar tiempo excesivo navegando por plataformas como Instagram, Facebook o X sin un propósito definido.

Multitarea: Intentar realizar varias tareas a la vez puede parecer eficiente, pero suele disminuir la calidad y aumentar el tiempo dedicado a cada una.

Falta de planificación: No tener una agenda o lista de tareas claras puede llevarnos a perder tiempo en actividades no prioritarias.

Cómo priorizar sin sentir culpa

Una vez identificados los ladrones de tiempo, el siguiente paso es aprender a priorizar tus tareas de manera efectiva.

Mujer estresada sentada en su escritorio, sujetándose la cara con ambas manos, representando el agotamiento y la sobrecarga de trabajo

La diferencia entre urgente e importante (Matriz Eisenhower explicada simple)

La Matriz de Eisenhower es una herramienta que te ayuda a distinguir entre lo urgente y lo importante (básicamente, es la manera elegante de preguntarte: “¿Esto es una emergencia real… o solo un drama que armó tu cabeza?”).

Urgente e importante: Tareas que requieren atención inmediata y aportan valor significativo. Deben realizarse de inmediato.

Importante pero no urgente: Actividades que aportan valor pero no requieren atención inmediata. Deben planificarse para realizarlas en el momento adecuado.

Urgente pero no importante: Tareas que requieren atención inmediata pero no aportan mucho valor. Pueden delegarse si es posible.

Ni urgente ni importante: Actividades que no aportan valor y no requieren atención inmediata. Es recomendable eliminarlas o minimizarlas.

Aprender a decir que no

Es esencial reconocer nuestras limitaciones y no sobrecargarnos de tareas. Decir “no” a compromisos que no podemos asumir nos permite enfocarnos en lo verdaderamente importante sin sentir culpa. Decir que no también es un acto de autocuidado diario. (Recordá: decir «no» a lo que no suma, es decirle «sí» a tu paz mental. ¡Tu agenda no es un tupper, no tiene que entrar todo!).  

Dejar de lado la autoexigencia de ser productivo/a las 24 horas

La productividad consciente no se mide por la cantidad de horas trabajadas, sino por la calidad y el enfoque durante esas horas. Permitirte descansar y desconectar es clave para mantener el equilibrio vida personal-trabajo. Tu bienestar también necesita espacio en la agenda.

Herramientas básicas para organizar tu día (sin sobrecargarte)

Con las herramientas adecuadas, organizás tu día. Sin ellas, terminás preguntándole a la heladera qué hacer primero. Algunas herramientas clave:

Agenda: Usá una agenda (digital o en papel) para planificar tus actividades diarias, semanales y mensuales. Esto te brinda una visión clara de tus compromisos y tareas pendientes.

Listas de tareas: Crear listas te ayuda a visualizar y organizar las tareas por orden de prioridad. Así evitás sentirte abrumado/a y podés tachar pendientes con satisfacción.

Bloques de tiempo: Asignar períodos específicos para cada tarea evita la procrastinación y mejora la concentración. Reservá también bloques para vos, para descansar o simplemente no hacer nada.

La técnica Pomodoro: cómo trabajar por ciclos con pausas

Esta técnica consiste en trabajar durante 25 minutos seguidos (llamados «pomodoros») y luego tomar una pausa de 5 minutos. Después de cuatro «pomodoros», se toma un descanso más largo de 15-30 minutos. Este método promueve la concentración, evita el agotamiento mental y te ayuda a gestionar el tiempo de manera más eficiente.

¿Qué tareas podés automatizar o delegar?

Identificá actividades rutinarias que puedan ser automatizadas mediante herramientas digitales o delegadas a otras personas. Esto libera tiempo y energía para que puedas enfocarte en tareas más relevantes (y evitar el famoso “no me alcanza el día”).

Rutinas saludables que acompañan

Incorporar hábitos saludables en tu rutina diaria no solo mejora tu bienestar físico y emocional, sino que también impacta positivamente en tu organización y rendimiento.

(Y no, chequear mails en la cama no cuenta como saludable).

Cómo empezar y terminar el día sin ansiedad (rutinas de mañana/noche)

Mañana:
Iniciá el día con actividades que te energicen y te conecten con vos mismo/a: ejercicio físico, meditación, respiración consciente y/o un desayuno nutritivo.

Noche:
Antes de dormir, establecé una rutina relajante: leer, tomar una infusión, hacer una breve práctica de gratitud o técnicas de relajación. Dormir bien es tan importante como trabajar.

Escritorio ordenado con un calendario, unos lentes y un lápiz, transmitiendo sensación de organización, planificación y productividad

La importancia de pausas activas y descansos reales

Tomar descansos regulares durante la jornada laboral, como estirarte, caminar o simplemente respirar profundo, ayuda a mantener la productividad consciente y reduce la tensión acumulada.

Incorporar momentos para vos mismo/a

Dedicá tiempo a actividades que disfrutes y te relajen, como tus hobbies, leer, conectar con la naturaleza o simplemente descansar. Estos momentos no son un lujo, son esenciales para sostener el equilibrio.

Libro abierto junto a una flor y unos lentes, simbolizando un momento de lectura, autocuidado y tiempo dedicado a una misma.

Volver al eje: no es hacer más, es hacer mejor

Vivir corriendo se ha convertido en la norma para muchísimas personas. Pero eso no significa que sea la única manera posible. Organizar tu tiempo no se trata de llenarte de tareas ni de buscar fórmulas mágicas para rendir más. Se trata de hacer espacio para lo que verdaderamente importa: tu bienestar, tus prioridades, tu disfrute.

Cuando aprendemos a detectar en qué estamos invirtiendo nuestra energía, cuando nos animamos a soltar lo que no nos suma y dejamos de lado la autoexigencia constante, algo empieza a cambiar. Volvemos a recuperar las riendas de nuestro día a día.

Y no, no se trata de alcanzar una perfección inalcanzable, sino de construir una rutina más amable con vos mismo/a.

Ahora te invito a reflexionar:

• ¿Qué es lo más importante para vos hoy?

• ¿Qué podrías dejar de lado para hacerle más espacio?

• ¿Qué pequeño cambio podrías implementar mañana para salir del piloto automático?

¿Listo/a para empezar a organizarte sin estrés?

Empezá hoy con pequeños cambios: definí tus prioridades, hacé espacio para lo importante y permitite desconectar. Vas a notar cómo tu día se vuelve más claro y liviano.

Y si sentís que querés profundizar en estas herramientas para aplicarlas en tu vida personal o laboral, escribime. Estoy para acompañarte en el proceso.


Que cada día te acerque un poco más a tu bienestar.
Gracias por estar,
Bren Rosencovich – Sattva Experiencias